lunes, 19 de marzo de 2007

La llegada del Hijo Prodigo

Esta vez si le tome el ritmo al avioncito de Iberia, yo gane (creo yo). El día de mi partida, lo planifique perfectamente, solicite que mi chofer me fuera a buscar al club, pues como era viernes aprovecharía la hora feliz para tomarme y comer algo. Así que llegue con mi maleta en mano y me enfile rumbo al bar.

Mi plan era muy sencillo pero extremadamente eficaz, analice la situación que me molestaba con la lata de sardinas que tiene Iberia en la ruta Malabo – Madrid, es muy incomodo los asientos y tenia que conseguir una forma para que no me molestara dicha situación. La respuesta era extremadamente sencilla, perder la conciencia durante el vuelo, pero como lograr eso? Yo no tomo pastillas para el sueño, pero que otra cosa me podría ayudar para lograr dicho estado?

EMBRIAGARME!!

Que fácil, verdad? Parezco un genio, ni a un premio Nóbel se habría ocurrido semejante idea. Así que traté de conseguir lo más fuerte, que fuera tolerable a mi paladar, para tomar esa noche. Me decidí por un whiskey (güisquicito en maracucho) y como era hora feliz (2 X 1) la matemática financiera me resultaba como anillo al dedo.

Realice mi primer pedido, hice mi primer trago y mi ceño se frunció por lo fuerte, pero bueno, era un objetivo y había que cumplirlo. Ya al segundo vaso, las cosas estaban mejorando, sobre todo a mi paladar. Sentía que esa noche, las cosas estaban saliendo cual lo planeado, pero para mejorar la situación, comenzaron a acercarse jefes que gustosamente se ofrecieron a convidarme el próximo trago, así pues, mis finanzas mejoraban a cada rato y mi estado de embriaguez iba al mismo ritmo, fueron tantas las personas que se acercaron para despedirse, que me he tomado media botella de whiskey de un litro!!

Llego la hora de buscarme al club para ir rumbo al aeropuerto, señores les comento que el objetivo se cumplió, estaba como el lorito de los drogadictos “NO SIENTO NADA”, recuerdo vagamente el llegar a el aeropuerto y que me registraran el equipaje, no recuerdo bien la espera para subirme al avión, pero si recuerdo que el sobre cargo me sentó en mi asiento y me dijo “señor, su bolso esta en el compartimiento sobre su cabeza, su ticket electrónico y pasaporte están en el bolsillo de su camisa, revise por favor”. Me dije, bueno, voy a dormir un poco antes del despegue, pues faltan 20 min, me desperté viendo el reloj pues estaba preocupado por que no habíamos despegados (eran las 2 a.m.) y cuando me volteo buscando la aeromoza, veo el carrito de la comida en el pasillo, en otras palabras habíamos despegado y no me di cuenta!!! Comí algo y me dormí hasta llegar a Madrid.

Al llegar a Madrid me esperaba mi primo Manuel Vicente y les digo que la pase espectacular ese día en Madrid, por fin conocí a sus hijos ya grandes tienen unos hijos espectaculares!! Cene con todos ellos, en fin no tengo palabras para describir lo bien que la pase con todos, hasta salí regalado, pues la novia de Hector me dio un estuche de cremas y jabón de su negocio.

Al día siguiente nos fuimos al aeropuerto para irme a Venezuela, el vuelo sin contratiempos, pero la llegada fue tipo de novela, mi hermana Dianalee comenzó a grabar tipo telenovela el reencuentro entre Mary y yo. No fue nada cursi el reencuentro porque ya nos había ganado otra persona, pues me contaron que un muchacho tenia como unas 3 horas esperando a su novia con un peluche y globos y que cuando por fin apareció la novia todo el aeropuerto aplaudió. En el aeropuerto estaban Mary, Gily y Dianalee y nos enrumbamos a la casa. Ivana al verme se fue el llanto y mi hijo le daba pena el verme, pues todo el tiempo me veía a través de la computadora.

Disfrute mucho mis 3 semanas en la casa con mi familia, pero es muy poco y sacrificado estar tanto tiempo alejado de ellos, Dios y la Virgen sabrán el porque estoy aquí y solo debo obedecer.

Regrese sin contratiempos a Malabo y solo me quedan 3 meses y medio para ver a mi familia otra vez.

Les debo las fotos, pues Mary se quedo con la cámara.